lunes, 27 de diciembre de 2010

Oda a un perro hundido...

Conocidas y admiradas, célebres y asombrosas, geniales y espeluznantes...las Pinturas Negras de Goya se han convertido con el paso del tiempo, en uno de los grandes "hits" de la Historia del Arte. Lógico. Más aún cuando tenemos en cuenta que formaban parte de la "decoración" de la casa del propio Goya...en la Quinta del Sordo permanecieron colgadas, mientras día tras día, el artista las contemplaba, a la vez que lidiaba con su pesimismo y frustración hacia el género humano y su irremediable sordera...pero, como ocurre en muchas ocasiones, fruto de la desesperación o la melancolía de los creadores, surgen verdaderas obras maestras como éstas.
Por otro lado, a parte de su fuerza expresiva y dramática sin igual, debemos tener en cuenta su impresionante modernidad. Obras en las que vemos anticipadas estéticas románticas, post impresionistas y expresionistas, donde el color y la masa pictórica triunfa por fin después de siglos de dictadura del dibujo, en unas composiciones donde la deformación violenta de la realidad y el horror más profundo y personal afloran sin censuras.

...Pero de entre todas ellas, hay una obra que, al menos personalmente, consigue dejarme realmente sin aliento y despierta en mi un sentimiento de agonía y desazón: "Perro hundido", que se compone, únicamente, de dos planos superpuestos concebidos mediante manchas de color, cuyo único elemento intermedio y unificador sería la cabeza de un perro que ¿se hunde?, sin el cual, no sería descabellado poner en relación esta obra, con las habituales composiciones del expresionista abstracto Mark Rothko.

lunes, 20 de diciembre de 2010

¡El fotograma de la semana!

Saló o los 120 días de Sodoma, Pier Paolo Pasolini, 1975.

BRILLANTE. Impresionante muestra de genialidad cinematográfica, como no podía ser de otra manera, en una de las obras más perturbadoras de la Historia del Cine. Pasolini se supera a sí mismo una vez más en una atroz aventura fílmica ambientada en una Italia consumida por el fascismo, la represión católica y la depravada hipocresía y brutalidad humana. Indagación sobre la sexualidad más estremecedora y la perversión de los placeres carnales, sobre los instintos más primarios, y su relación con la muerte y el dolor físico.

Pesimismo y desvirtuación del género humano, todo ello materializado en un film visualmente impactante y sorprendente, a base de unas imágenes magistralmente compuestas, plano a plano concebido como verdaderas fotografías independientes, donde todo está medido y planificado a la perfección. Fotografía fílmica, por otro lado, que pone de manifiesto el alto bagaje cultural y artístico de su creador, en unas composiciones que van desde una estética sumergida en el más puro recargamiento y naturalismo barrocos, a una espontaneidad visual propia de las vanguardias artísticas de principios del siglo XX.



lunes, 29 de noviembre de 2010

¡El fotograma de la semana!

El Gabinete del Doctor Caligari, Robert Weine, 1920.



Extraordinario ejemplo de Expresionismo Alemán y uno de los grandes mitos del cine de terror, donde la pintura, la escultura, la arquitectura, la música, (¡no la del vídeo!), el maquillaje, la interpretación...y el cinematógrafo, dan lugar a una estética especificamente alemana, basada en los contrastes lumínicos, en el uso de las sombras, en la irrealidad, y en los contornos afilados y aristosos, agónicos, de una fuerte agresividad y potencia visual.


miércoles, 17 de noviembre de 2010

Dalí/Hitchcock: el sueño de Spellbound

En 1945, Dalí viajará a Hollywood, motivado por el encargo de diseñar una escena onírica, destinada a la película Spellbound (Recuerda), dirigida por Alfred Hitchcock. El director estaba realmente interesado en la colaboración de Dalí. Por otra parte, Salvador aceptó de buen grado este encargo debido a que el argumento del film versaba sobre el Psicoanálisis, temática innovadora y original por aquel entonces, la cual, atraía enormemente al artista. El sueño en cuestión, constituía una de las partes más importantes de la película, dado que en él se encontraban las claves necesarias para poder resolver el misterio en torno al cual giraba la historia.
La secuencia definitiva, de dos minutos y cuarenta y nueve segundos de duración, presenta una serie de imágenes que resultan realmente interesantes, algunas de ellas ya habituales dentro de la iconografía daliniana. La incorporación de ojos nos resulta familiar, sobre todo en comparación con Un perro andaluz, máxime cuando uno de ellos es cortado mediante unas tijeras gigantes, en una clara alusión al impactante inicio de la película realizada junto a Buñuel. Esta analogía se refuerza aún más, si tenemos en cuenta el hecho de que se trata de la imagen que da comienzo a la narración del sueño, en sintonía con la pretensión de Un perro andaluz de advertinos que, a partir del corte de ese ojo, de esa mirada, todo lo que veamos a continuación no estará regido por las leyes de la realidad convencional.



En el caso del personaje con la cara velada, ya en Babaouo (propuesta cinematográfica de Dalí nunca materializada) había utilizado este procedimiento, al igual que había sido llevado a alguno de sus ejemplos pictóricos. Pero no debemos olvidar, además, las influencias de otros artistas que, inevitablemente y como es natural, hacen mella en sus diseños, siendo en este caso Magritte y sus Amantes, el referente, a mi juicio, más directo.



Otra influencia, es la que ejerce Giorgo De Chirico y sus obras de carácter totalmente inquietante. El propio Hitchcock declaró que Dalí le recordaba a dicho pintor por las sombras alargadas, las distancias infinitas, las líneas que convergen en la perspectiva, los rostros sin forma.


domingo, 14 de noviembre de 2010

Sobre la genialidad...

"El genio se compone de un 2% de talento y un 98% de perseverante aplicación"

Tiene gracia que estas palabras fueran pronunciadas por el genio por excelencia, por aquel al que Alex denominaba "el divino, divino Ludwig Van".

Beethoven nace en Bonn, el 16 de Diciembre de 1770. Aún no ha aparecido en escena el Romanticismo, ni siquiera en Alemania, donde años más tarde arrasará en todas las manifestaciones artísticas y en el pensamiento, devolviendo el sentimiento, la emoción, la pasión, lo sublime...atributos prácticamente congelados durante el Neoclasicismo, en su afán por recuperar la mesura y la sobriedad del clasicismo griego. Por ello, y una vez más, desmontando la rancia y equívoca división por estilos, Beethoven resulta inclasificable. Desde luego no pertenece al frio dogmatismo del Clasicismo, pero tampoco al intimismo de Chopin o a la experimentación explosiva y extravagante de Berlioz...luego ¿qué es? Realmente, debería darnos igual.
Lo verdaderamente importante es su rebeldía, su espíritu juvenil, su quebrantamiento de las normas académicas, su pasión, su carácter...su genialidad.

Conocidas por todos son sus sinfonías, sobre todo las impares. Quizás también su Septimino, aunque más bien lo asociamos a la entradilla de Érase una vez...También algunas de sus sonatas, llevándose la palma Claro de Luna...

Yo hoy quiero dedicar la entrada a otra de sus grandes obras maestras, que no es ninguna de las que acabo de citar, si no que se trata de su sonata para piano nº8, más conocida como Patética, y más concretamente al primer movimiento. Y es que es uno de los mejores ejemplos para comprender su temperamento musical:

Comienza a sonar la música, pero no una melodía, sino que más bien parece que su creador esté improvisando, buscando algo... duda, titubea, sigue moviéndose por el piano, sigue buscando...hasta que por fin la encuentra...y comienza la melodía. Además, no comienza con un Allegro, como sería lo propio, sino con un Lento, sin un tema musical predefinido...todo ello da como resultado, en menos de un minuto , una increible modernidad, una erótica y arrebatadora fuerza expresiva, donde el genio se descubre, se muestra tal y como es, dejándonos entrar en su más profunda intimidad


lunes, 8 de marzo de 2010

À Bout de Souffle

"No se si estoy triste porque no soy libre o no soy libre porque estoy triste"


"Dormir es triste. Al dormir estamos forzados a separarnos. Se habla de dormir juntos pero no es cierto"


"À Bout de Souffle". Jean-Luc Godard. 1959.